Me llamo Noa, cruce de teckel, y quiero contaros algo sobre mí. No recuerdo mucho de mi vida de cachorrita, pero qué queréis; al fin y al cabo sólo soy una perrita. Lo que sí recuerdo es a mi humana, que me dio la mejor vida que pudo soñar un perro jamás hasta que se la llevó una enfermedad y me dejó solita. Desde entonces, he pasado meses encerrada, sola, llorando la muerte de mi mejor amiga, y sin entender nada. A pesar de todo esto, y de mi edad, sigo queriendo jugar, correr, perseguir carteros y pajaritos, pero sobre todo, por encima de todo, querer muchísimo a quien me quiera. Me encantan los perros; tolero a esa subespecie llamada gato; adoro a todos los humanos; me porto en casa tan bien, que no paso el plumero por aquello de los pulgares prensiles. Pero, por encima de todo, necesito una nueva oportunidad. A cambio, os haré más felices que yo misma con un hueso. Mi/Ba