Lola Lolilla estaba junto a un compañero perruno en un patio, allí vivían día y noche. Comían los desperdicios que les echaban, como naranjas enteras, sin pelar, por lo que cuando la trajimos ni siquiera sabía comer pienso... Echó de menos a su compañero durante varios días y lo buscaba por todas partes pero ahora ya está integrada gracias a la estupenda labor y cariño de su casa de acogida y preparada para ser adoptada por una persona a la que los abueletes le lleguen al corazón. No ve muy bien pero se defiende perfectamente y juega como un cachorrito. Mi/M